Mi amiga Blanca sabe que me gusta leer y este verano después de volver de vacaciones en su Soria querida, me llamó para decirme que me había traído un regalo. El regalo era este libro. Un libro muy especial, es el diario del alcalde de Trévago, (Soria)que durante diez años, desde 1965 a 1975, fue anotando todo lo que pasaba en ese pequeño pueblo. Pero además este alcalde era el padre de una amiga muy querida de Blanca.
10 de abril. Domingo de Pascua. Fiesta grande en el pueblo, pero en decadencia, como todo. La he visto por primera vez como alcalde.
Tras la misa hemos subido a la ermita ¿en procesión?. No entiendo de procesiones pero lo de hoy no era una procesión, íbamos el señor cura, el mayordomo y el Ayuntamiento con cuatro chicos que portan el niño Jesús. El resto de la gente sube antes o después en completa anarquía . Para colmo está lloviendo, el cura aprieta el paso, los muchachos se cansan, el pendón y los estandartes se han quedado en la iglesia por no haber quien los lleve.
Berta que así se llama la hija del alcalde, junto con su hermana Iris, fueron las que hicieron este trabajo tan bonito, recopilaron todos esos cuadernos donde su padre fue anotando día a día los aconteceres de la vida del pueblo y de sus habitantes. Después de un año de trabajo dejaron este testimonio.
Ya me lo terminé y siendo yo ajena a esta familia y que no conozco el pueblo, tengo que decir que me ha encantado, me ha parecido una lectura entrañable y sobre todo me ha gustado la realidad de un alcalde que trabaja por amor a su pueblo, que lo mismo corta la leña de los montes, que hace de albañil, arregla la estufa de la escuela o lleva revistas de su casa al Tele Club.
Diciembre 31. Noche Vieja.Hemos terminado de comer, estoy disfrutando del calor familiar y del calor del brasero, busco la página donde dejé la lectura de la novela de Mijail Shólojov, «Tierras roturadas», que mi amigo Alfonso Carnicero me regaló un día que coincidimos en Soria. No puedo continuar leyendo, porque en este preciso momento llaman a la puerta. Es la Guardia Civil.
En estos tiempos que estamos viviendo en esta España de corrupciones día si y otro también, de políticos que nos hacen sonrojar, hartos de tanto mediocre, este libro me ha parecido esa otra realidad que tanto echamos de menos.
Ha venido la Guardia Civil a pedirme información sobre diez o doce personas de Trévago. La primera pregunta ha sido: ¿Perteneció antes del Glorioso Movimiento a algún partido político, para todos la misma respuestas : No señor. Y la segunda ¿Tienen familiares exiliados por causa de la guerra? No señor.
Su gran preocupación era la despoblación de los pueblos y como consecuencia el cierre de la escuela. Acomete el agua corriente en las casas, asfalta las calles, pone farolas nuevas. Pero nunca se afilia a la Falange por más que le presionan desde el Gobierno Civil. Ese será el motivo de renunciar a la alcaldía después de diez años.
Enero 24. A las ocho de la noche, cuando estamos terminando de cenar Concha y yo, llaman a la puerta, tras haber oído un coche. Son los inspectores del Movimiento, que vienen, según sus propias palabras, de parte del «Jefe» a perder conmigo el tiempo que sea preciso para convencerme y les firme la ficha para afiliarme a la Falange.
«Podéis perder el tiempo que queráis, les digo, y quedaros aquí hasta mañana a estas horas, pero de eso nada, y lo sabéis de sobra, así que como es mi costumbre, sentaos, cenad (se ha comido un chorizo) charlamos de otras cosas y aquí no ha pasado nada.
No sé que pensará Berta, la hija del alcalde, pero este libro es una inmejorable herencia para su familia y para el pueblo.
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