CAPÍTULO VIII
Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de feliz recordación.
Aquellos que allí ves, respondió su amo, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino. Bien parece, respondió Don Quijote, que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas: non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por Don Quijote, dijo: pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Mi querida Teresa!!! Tanto tiempo sin entrar y ver qué has escrito. Ha pasado tanto tiempo, y aún recuerdo con mucho cariño el paseo a los Montes de Criptana. Que entrañable forma de vivir la lectura del Quijote, nada como estar en esos lugares maravillosos. La lectura en la forma que presentas al Quijote, hace liviano y estupendo el momento.
Siempre es y será un placer disfrutar de lo que escribes….. aunque tarde mucho , mucho tiempo en regresar.
Saludos a todos!!!! Un abrazo!!!
Olivia, apareces y desapareces como el Guadiana. Qué tal te va la vida. Sigues en Mexico DF. Un abrazo grande
Teresa