Odisea

de Homero

Hay libros que dan mucho respeto, por no decir miedo a leerlos, sobre todo los clásicos, El Quijote, La Odisea, Crimen y Castigo y tantos y tantos libros que los tenemos ahí, en la estantería, esperando un buen momento del lector para introducirse en sus páginas maravillosas y que una vez leídos nunca los olvidarás.

Esta edición de La Odisea, me la regaló una amiga y ha sido un libro que me ha acompañado y me sigue acompañando. A cada rato me siento y vuelvo a leer un «Canto» y me sumerjo en este viaje increíble que Ulises realizó durante años surcando mares y tempestades para llegar a Ítaca, su isla, su hogar.

«Háblame, ¡oh musa!, de ese ingenioso héroe que viajó para allá después de saquear la famosa ciudad de Troya. Visto muchas ciudades y numerosas fueron las naciones cuyos usos y costumbres conoció; además sufrió mucho en el mar mientras procuraba salvar la vida y conducir a sus hombres sanos y salvos de vuelta a casa».

Así empieza este libro en su «Canto I», y así el lector sigue esta gran aventura que con Ulises empezamos y no lo dejamos hasta el final en el «Canto XXIV».

También tengo que decir que esta edición es una maravilla, llena de ilustraciones sencillas y preciosas, que te invitan a no dejar de leer. Aunque yo hice este viaje despacio y pausadamente, como hice la lectura de EL Quijote, ya que estos libros requieren tiempo para asimilar lo que nos cuentan.

«Desde allí fuimos a la isla de Eolia, donde vive Eolo, hijo de Hípotes, apreciado por los dioses inmortales. Es una isla que flota en el mar y está rodeada de una muralla de hierro. Eolo tiene seis hijas y seis hijos vigorosos, y dio las primeras en matrimonio a sus hijos varones. Todos vives con su padre y su madre, y celebran abundantes banquetes y disfrutan de riquezas de todo tipo». Canto X

Cualquier capítulo está lleno de magia y de aventuras, algunas tremendas, otras más tranquilas e imaginativas. Ulises después de estar en la guerra de Troya diez largos años; su vuelta a casa no fue un regalo, tuvo que soportar la ira de los dioses, el canto de las sirenas y un sin fin de calamidades.

«La nave avanzó con viento fresco del norte hasta que llegamos al mar que se extiende entre Creta y Libia; allí no obstante, Zeus decidió su destrucción, pues, en cuanto salimos de Creta y no pudimos ver más que el cielo y el mar, alzó una negra nube sobre nuestra nave y el mar se oscureció debajo de ella«.

Aventura tras aventura, en lo que pensaba Ulises era llegar cuanto antes a su Ítaca, donde dejó a su mujer Penélope y a su hijo Telémaco. Sabía que su isla la habían ocupado los muchos pretendientes de su mujer, y quería llegar cuanto antes para salvar lo poco que le quedase.

«Ulises me explicó todos sus viajes y penalidades, las versiones más nobles, con monstruos y diosas y no las más sórdidas, con posaderos y rameras. Me refirió todas las mentiras que se había inventado, los nombres falsos que había adoptado -el truco más inteligente fue decirle al cíclope que se llamaba Nadie, aunque más tarde Ulises lo estropeó al jactarse de su ingenio- y las fraudulentas historias sobre su vida que había inventado para ocultar su identidad y sus intenciones«.

Un viaje, toda una aventura escrita hacia el siglo VIII a.C. una verdadera joya que la tenemos al alcance de la mano y que yo recomiendo encarecidamente.

Penélope tejiendo y destejiendo.

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