Peregrinatio de Matilde Asensi

Camino de Santiago

Tu voto:

Acabo de regresar de mi tercer tramo del Camino de Santiago y recordé que hace años me regalaron este libro que viene muy al pelo para hablar de él.

 El ex caballero hospitalario Galcerán de Born, el Perquisitore, preocupado ante las noticias que recibe acerca de la conducta de su hijo, Jonás, en la corte de Barcelona, decide enviarle una misiva para recriminarle su conducta y avisarle que iniciaría muy pronto el Camino de Santiago, como un peregrino más. Corría el año 1324.
Dice tu tío que no sólo malgastas el tiempo apostando a los dados y al tenis real, juegos en los que has perdido grandes cantidades de monedas de las que te envío periódicamente para sufragar los gastos de tu nueva condición, sino que, al parecer has llegado al indigno extremo de pedir prestado a tus abuelos, avergonzándome de forma lamentable, pues no has devuelto el dinero en plazo ya que no los visitas, perdiendo el tiempo en juntas y torneos y, lo que es peor, bailando y cantando en compañía de damas y damiselas de la corte.
El padre le sigue contando parte de su vida y como fue abandonado en un cenobio, y como su padre fue fraile  de la poderosa Orden Militar del Hospital de San Juan.
Tú eres Jonás de Born, que fue un huérfano abandonado en el cenobio de Ponc de la Riba, donde te criaste como «puer oblatus», y más tarde fuiste mi hijo, ya que antes de convertirme en Iacobus el físico, como ahora se me conoce, fui Galcerán  de Born, freyre de la poderosa Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén. No olvides nunca tus orígenes Jonás, pues aunque por tus venas corren sangres de los fundadores de los principales reinos de la península y en tus escudos se mezclan hermosos cuarteles y castillos, leones y cruces, abriste los ojos al mundo como un humilde expósito y eso debería obligarte a tener los pies firmemente hincados en la tierra.
Así el padre le va dando los consejos y directrices que debe ir tomando para recorrer ese Camino que le llevará a la sabiduría y sobre todo al pensamiento para ser un digno  caballero.
Pues bien, dado que te encuentras muy cerca del inicio del Camino en Aragón, es mi deseo que cabalgues hasta los Pirineos y comiences la ruta en el Summus Portus (Somport), donde muere una de las cuatro vías francesas, la tolosana, ya que por allí entramos tú y yo procedentes de Aviñón llevando una copia del Codex Calixtinus, como única guía del Camino.
Me encanta los consejos que le da el padre al hijo, cómo le va explicando en cada parada lo que debe hacer, ver o donde dormir. La verdad es que cuando has hecho parte del camino todos estos escritos son muy interesantes y sobre todo aprendes mucho de los motivos de ese Camino en la antigüedad.
Pues bien, además de mi deseo de que cultives los valores del peregrino, Sara y yo hemos pensado que sería muy bueno para ti que pudieras reflexionar larga y seriamente sobre tu vida y tu futuro durante las jornadas que emplearás en culminar el Camino. Descubrirás que jamás se pierde el tiempo cuando se pasa en compañía de uno mismo y qué decirte de las ventajas añadidas a ese mundo diálogo si lo estableces mientras caminas o cabalgas, en contacto con las energías de la Naturaleza.
Y cuando pases por Puente la Reina o por Logroño, en cada sitio su padre le da sus opiniones así hasta que llegue a Santiago y finalmente a  Finisterra, el fin del mundo.
Es costumbre de los peregrinos poner la mano sobre el tronco del Árbol de Jesé al entrar en la catedral, aunque yo no lo hice por parecerme una tradición desatinad, tanto como la de darse cabezazos contra la pétrea crisma de una figura rechoncha, que, de espaldas al pórtico, contempla el interior de  la basílica. Supuestamente representa al maestro Mateo, el artífice del Pórtico de la Gloria, y las gentes que golpean su frente contra la de él hacen, sin saberlo, el gesto iniciático de transmisión del conocimiento.
Un libro delicioso para recorrer ese camino mítico que aún en nuestro días sigue vigente.

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